Cuando la municipalidad provincial de Tacna dispuso ensayar todos los fines de semana, el cierre de la Avenida San Martín para convertirla a futuro en paseo peatonal, la avenida 2 de mayo triplicó el tránsito vehicular. De inmediato saltaron las deficiencias en el ordenamiento de la ciudad.
Los ciudadanos acusan del desorden casi endémico. Los semáforos de la ciudad no alcanzan y los jóvenes policías de tránsito muchas veces no coordinan sus órdenes de dirección vehicular, provocando el atoramiento.
Los vecinos ven en el incremento desordenado del tránsito vehicular, un riesgo real para los transeúntes. Las avenidas Bolognesi, 2 de mayo y San Martín son las más golpeadas por el desorden.
Imágenes captadas por los preocupados ciudadanos denotan además la irresponsabilidad de algunos chóferes, que no cumplen con las reglas te tránsito. Los vehículos se bloquean entre sí y generan largas filas de autos que por el tiempo que tienen que esperar, comienzan un concierto de bocinazos perturbadores.
¿No había una campaña para sancionar la contaminación sonora vehicular? Y los autos que paran en las esquinas obstruyendo todo la circulación. ¿No disponen las leyes de tránsito sanciones a quienes se estacionen en plena vía, en cruces, en zonas rígidas?
Como muchas normas del país, el reglamento de tránsito parece en muchos de sus capítulos letra muerta. Con menos espacio para circular, los cuellos de botella se hicieron evidentes en casi todas las calles del centro de Tacna. Y las instituciones públicas, los llamados a portar la bandera del civismo, lejos de hacerlo, se han convertido en un mal ejemplo.
¿Cómo podría pedírsele respeto a la policía cuando sus patrulleros no respetan la zona rígida? ¿Qué caso pueden hacerle los ciudadanos a las autoridades cuando las camionetas de los municipios y del gobierno regional hacen lo mismo?
La preocupación va en aumento y hasta el momento ninguna medida se ha tomado, por lo menos, nada que sea efectivo. Desde este espacio Radio Uno transmite a las autoridades la preocupación de los tacneños que quieren ver una ciudad ordenada, que garantice la seguridad de los transeúntes y que no se imponga el desorden.