Los colombianos están viviendo un momento único en el mundial. Consiguieron su segunda victoria y se meten entre los 16 mejores.
José Pekerman se sobrepuso a la ausencia obligada de Radamel Falcao y Amaranto Perea. El grupo se fortaleció ante la adversidad, y James Rodríguez, asumió el papel de líder futbolístico. En el Nacional de Brasilia, el volante del Mónaco se puso el equipo al hombro: jugó de todo, anotó el primero a los 64’ y asistió a Juan Fernando Quintero para el segundo (70’). Un partidazo del buen James.
Pero si Rodríguez fue el hombre orquesta, Juan Cuadrado fue su mejor acompañante. El extremo de la Fiorentina, pasa cuando decide, y marca la diferencia en velocidad: fue una pesadilla para los defensas de Costa de Marfil.
Una joya por pulir. Juan Fernando Quintero a sus cortos 21 años, entró al césped del Nacional de Brasilia, y fue como correr con un balón en las calles de Barranquilla. Siempre pidió la pelota. No le pesó el protagonismo y marcó un golazo con gran clase. James le entregó un pase en profundidad, y el jugador del Porto le cambió de palo a Barry. Un diamante que dará mucho que hablar.
El llanto anticipado de Serey Die al momento de los himnos tuvo una dolorosa razón: dos horas antes de que arranque el partido, el volante se enteró de la muerte de su padre. La tristeza que sentía por dentro no lo dejó mostrar su mejor versión, y fue cambiado. Costa de Marfil se repotenció con el ingreso de Didier Drogba (60’), el capitán sin cinta, y en menos de diez minutos, descontó con el tanto deGervinho. Los africanos pelearon hasta el final, pero la fiesta era de Colombia. Brasilia se pintó de amarillo, pero no por Brasil. Con aroma de café.
