El encuentro había terminado 1-1 en los 120 minutos reglamentarios con goles de Galliquio para la ‘U’ y Bogado para Garcilaso. Luego en los penales la suerte estuvo con Universitario.
Universitario luchó contra todo y contra todos y no es un cliché. No comenzó como favorito y respondió llegando a la final. Lo llevaron a 3.500 metros sobre el nivel del mar para la final y ganó el título. Un título que parecía imposible en enero y que es realidad en diciembre.
La grandeza de un equipo, de un escudo, de una camiseta se alcanza con hazañas como la de hoy, acercando a millones de hinchas un título que parecía pintado para Real Garcilaso. El equipo cusqueño nunca se rindió y su lucha le dio más mérito al título de Universitario.
Detalles hacen más grande a este equipo y a este campeonato. Ángel Comizzo llegó al Perú sin ninguna gran campaña como entrenador y tomó el mando de un plantel casi juvenil, apenas sostenido en un pequeño grupo de jugadores experimentados. Ser el mejor equipo requería excelencia de todos en todo lo que hicieran.
Expuesto al clima, a la altura, a una cancha dura, Universitario se alzó sobre todas esa cosas. La definición por penales fue la última demostración de que este equipo luchó por cada punto ganado, por cada victoria conseguida, por cada paso adelante camino a la estrella 26, acaso una de las más brillantes en su constelación de títulos.
