De visita en Alemania -donde fue recibido por Merkel- Benedicto XVI se refirió a las personas que, ante las acusaciones de abusos que involucran a religiosos, dicen: ´Esta ya no es más mi Iglesia`.
El papa Benedicto XVI inició hoy una visita de cuatro días a su Alemania natal y dijo comprender a quienes abandonan la Iglesia Católica disgustados por los escándalos de abusos sexuales a menores.
«Puedo comprender que frente a tales informes, la gente, especialmente los allegados a las víctimas, digan ‘ésta ya no es más mi Iglesia'», dijo Benedicto XVI a los periodistas que lo acompañaban a bordo del avión en que viajó a Berlín.
Afirmó además que no tenía nada «en contra de las protestas que se expresan de manera civilizada». En ese sentido, aseguró: «Es normal en una sociedad libre marcada por una fuerte secularización. (…) Respeto a quienes se expresan».
La visita oficial y pastoral de Benedicto XVI a Alemania incluye actividades políticas y ecuménicas, pero también lo esperan algunas dificultades. Una serie de manifestaciones de protesta, convocadas por víctimas de curas pedófilos, han sido organizadas en las tres ciudades, sobre todo en Berlín, donde se espera una participación de cerca 20.000 personas.
Si bien las denuncias contra curas pedófilos en Alemania son menores que las registradas en países como Irlanda y Estados Unidos, numerosos católicos de ese país han decidido abandonar la Iglesia católica para manifestar su indignación.
«No he venido aquí fundamentalmente debido a determinados intereses políticos o económicos, como hacen otros hombres de Estado, sino para ver a las personas y hablar de Dios», aclaró el sumo pontífice en su primer discurso, en el Castillo Bellevue de Berlín, donde fue recibido por el presidente de la República, Christian Wulff, con los honores militares.
El viaje incluye tres etapas -Berlín, Erfurt y Friburgo- donde el pontífice alemán de 84 años cumplirá una cargada agenda. Pronunciará en total 19 discursos, entre ellos uno ante el Parlamento alemán.
La tercera visita a Alemania, después de la celebrada en 2005 a Colonia para las Jornadas Mundiales de la Juventud y en 2006 a su nativa Baviera, es uno de los periplos más delicados de su pontificado, iniciado hace seis años.
Cortesía: El Clarín de Argentina