Luego de una década de desacuerdos los signatarios del Tratado de No Proliferación (TNP) acordaron acelerar el desarme nuclear en el marco de un plan que también busca prohibir las armas nucleares en el Medio Oriente.
Los delegados de 189 países que integran Naciones Unidas decidieron al final de un mes de discusiones en Nueva York convocar una conferencia en 2012 para analizar la posibilidad de declarar al Medio Oriente una zona libre de armas nucleares.
Las cinco potencias nucleares oficialmente reconocidas (EE.UU., Francia, Rusia, China y Reino Unido) igualmente acordaron "acelerar" la reducción de sus arsenales con el fin de eventualmente eliminarlos.
El documento final no establece un cronograma específico, pero el tema volverá a ser discutido en 2014.
"Los países con armas nucleares se comprometiron a acelerar la reducción de sus arsenales y a tomar medidas para disminuir la importancia de las armas atómicas en sus doctrinas de seguridad", señaló la periodista de la BBC en la ONU, Barbara Plett.
Logro tras una década
El hecho de que hayan llegado a un consenso "quizás haya sido el mayor logro luego de 10 años de divisiones entre los que tienen y los que no tienen armas nucleares", agregó Plett.
Los países árabes presionaron a favor de la creación de una zona libre de armas nucleares con el apoyo del Movimiento de los Países no Alineados.
Pese a las objeciones de EE.UU., el documento habla de la necesidad de que Israel se sume al TNP.
Israel nunca ha confirmado o desmentido que tenga armas nucleares y no es un signatario del tratado. Otras potencias nucleares que sí se han declarado como India y Pakistán tampoco forman parte del acuerdo y Corea del Norte lo abandonó en 2003.
La inclusión de Israel en el documento cumple con el anhelo de los países árabes que presionaron a favor de la vigilancia del presunto arsenal nuclear israelí y se opusieron a la mención de la polémica del programa nuclear iraní.
Irán ha sido reiteradamente cuestionado por su propio programa nuclear, que según algunos países occidentales tiene fines bélicos.
El gobierno en Teherán insiste en que sólo tiene el propósito de cumplir con sus necesidades energéticas.
Cortesía: Andina