Investigadores del hospital Clínic de Barcelona identificaron a un grupo de pacientes infectados con VIH que tienen una enorme capacidad de generar unas moléculas llamadas alfa-defensinas, las mismas que impiden que la infección avance y por tanto .
El estudio, recogido por el diario El País, ha sido publicado en la revista Plos One.
Las alfa-defensinas son unas moléculas que segregan de manera natural varias células del organismo, entre ellas, las dendríticas, que son cruciales en la defensa contra agentes infecciosos.
Estas defensinas son capaces de inhibir el VIH y modulan las reacciones del sistema inmunitario para que sea más eficiente.
"Funcionan como antibióticos naturales", explicó el jefe del Servicio de Infecciosas del Clínico, Josep Maria Gatell. Lo que ha descubierto junto con Marta Rodríguez-García, de cuya tesis doctoral parte la investigación, y Teresa Gallart es que los seropositivos que no precisan tratamiento tienen una capacidad 10 veces mayor de producir estas moléculas que el resto. Los controladores de élite logran así frenar la expansión del sida.
Hay otros factores que tienen un efecto similar, explica Gatell. Por ejemplo, "la producción de una gran cantidad de anticuerpos neutralizantes" o "un déficit parcial o total del correceptor celular CCR5 [una de las llaves que permite que el virus entre en las células que infecta]". También se ha visto que la población que presenta una mejor defensa ante el virus de la hepatitis C, también la tiene en el caso del sida.
Los investigadores del Clínic afirman que "la producción de alfa-defensinas se puede manipular de manera sencilla", lo que ofrece nuevas expectativas terapéuticas.
"De momento, sabemos qué defiende al paciente del virus del sida y eso nos será muy útil para la elaboración de vacunas terapéuticas", señalan los investigadores. La estimulación de las alfa-defensinas podría "evitar el tratamiento a miles de personas" y sería útil también para otras enfermedades infecciosas, afirman.
Éste sería el segundo escalón de un estudio, realizado en el Centro Catalán de Investigación y Desarrollo de Vacunas para el Sida (Hivacat), un consorcio público-privado con colaboración de la Generalitat de Cataluña, la Fundación La Caixa y los laboratorios Esteve.
Cortesía: Andina