Fue testigo de excepción de un crimen que hasta ahora no tiene visos de solución, sin embargo nadie ha tomado en cuenta su testimonio. Jorge Madariaga del Río, natural de Osorno, Chile, transitaba por la calle Cuzco el 13 de junio pasado cuando un vehículo embistió brutalmente a un humilde triciclero, quitándole la vida y dándose a la fuga.
Madariaga relató en entrevista con Impacto II Edición, que ese día regresaba de ensayar música con un grupo de amigos, cuando sorprendidos apreciaron que un automóvil antiguo, de color plomo, comenzó a zigzaguear con dirección hacia el cono sur de la ciudad, adelantando a cuanto vehículo circulaba en su camino.
Fue entonces que frente a la puerta oeste del campus de la Universidad Nacional Jorge Basadre, la nave se topó con el triciclo de Anibal Alave Aguilar (30), humilde recolector de comida para porcinos que perdió instantáneamente la vida.
"El conductor ni se bajó del auto y emprendió la fuga, me sorprendió e indignó mucho, sólo me quedo ir a auxiliar al triciclero, pero ya estaba muerto, afortunadamente pude anotar la placa, 6240, y darme cuenta que era un auto viejo, petrolero, de marca Mercedes Benz", detalló.
Sin embargo al querer proporcionar estos datos a los efectivos del orden que a los minutos se constituyeron en el lugar, no se le tomó en cuenta.
El testimonio del trovador chileno fue soslayado en un acto discriminante, puesto que en ese momento llevaba consigo vestimentas informales, barba crecida y una vetusta guitarra, instrumento que lo acompaña durante sus viajes a través de todo el continente.
"El otro día lo vi, es un señor canoso, estaba comiendo con toda su familia como si nada hubiese pasado, por mi cabeza pasó hacerle algo, cogerlo, pero no soy de aquí y no es mi deber, así que llamé a la policía y nuevamente no me hicieron caso", agregó.
Los datos proporcionados por Madariaga pueden ser de vital importancia en las investigaciones, considerando que la identidad del asesino es aún desconocida. Cabe sumar que el automóvil carece de espejo retrovisor izquierdo, lado por el que habría embestido a Alave.