El operativo policial llevado a cabo con la finalidad de despejar el Puente Montalvo, tomado por cerca de 6 mil moqueguanos desde el pasado martes, se salió de control al promediar la 10:00 hrs. degenerándose en una Batalla Campal que a la fecha ha dejado más de una docena y media de heridos.
El arribo de cerca de medio millar de efectivos policiales de Lima y Arequipa y dos helicópteros exacerbó los ánimos de los manifestantes, que arremetieron en contra de ellos armados de piedras y palos cuando inició el lanzamiento de bombas lacrimógenas.
En un primer momento, Radio Americana reportó que un grupo de miembros del orden fue rodeado y agredido por la turba. Luego se conoció que fueron tomados como rehenes y que dos de ellos –un hombre y una mujer- se encuentran gravemente heridos.
"Por favor que ya no sobrevuelen, hay varios heridos que queremos regresar… por favor que nos apoyen que ya no irriten a la gente, que tranquilicen a la gente y que dejen de tirar lacrimógenas", clamó con voz entrecortada la Teniente PNP herida en una de sus extremidades inferiores, mientras se encontraba reclusa al interior de una ambulancia en un terreno adyacente del Puente Montalvo.
La emisora moqueguana también informó que junto a la fémina fue herido de gravedad un policía también proveniente de la capital de la república; a ellos se suman 15 lesionados, entre manifestantes y personal operativo, trasladados por ambulancias de Essalud a la Sanidad Policial y al nosocomio regional.
Los actos de violencia generaron una inmediata respuesta del Jefe de la XI Dirección Territorial de la PNP, Gral. Alberto Jordán, quien flanqueado por la masa ordenó la anulación del operativo de despeje de vías.
Sin embargo un grupo de policías continuó lanzando lacrimógenas desde un cerro, a 250 metros del puente. La población cayó en desesperación y en un acto incontrolable de vandalismo incendió un vehículo, atacó la comisaría y el peaje de Montalvo y secuestró a Jordán Bignole.
Hacia el mediodía, el alto mando policial –quien dijo que lo intervinientes habían desobedecido sus órdenes- continuaba rodeado por la irascible población, que se negó en todo momento a entender razones y a confiar en la suspensión del operativo.