La decisión de Musa ilustra, según Cameron, "la desesperación y el miedo que imperan en el corazón del régimen requebrajado y podrido de Gadafi". Esta deserción es "un serio revés para la autoridad de Gadafi".
"He decidido no seguir trabajando o aceptar ningún otro cargo", señala el texto. "Ruego a Dios que me ayude a participar en la salvación de esta hermosa nación", concluye Treki, que ya está en la capital egipcia.
Más importante aún fue la "traición" del jefe de la inteligencia exterior, Abu Zayd Umar Dorda, que ayer llegó a la isla de Yerba (Túnez).
Estas tres importante defecciones, que se añaden a las de los ministros de Justicia e Interior en febrero y a otras muchas de menor rango, ponen de relieve que el régimen de Gadafi se empieza a requebrajar. A este paso dentro de poco solo le quedará al líder un último reducto: su familia.
Un recuento de la agencia Reuters indica que en el extranjero han abandonado también a Gadafi los embajadores en Australia, Bangladesh, China, Francia, India, Indonesia, Jordania y Suecia, además de casi toda la representación ante la ONU.
Dentro de Libia también ha desertado un puñado de altos cargos como el fiscal general, su jefe de protocolo durante 40 años y un destacado asistente de su hijo Saif el Islam.
Tanto el ministro de Exteriores británico, William Hague, como luego el primer ministro, David Cameron, aseguraron que Kusa ha viajado al país por voluntad propia y que en ningún momento se le ofreció inmunidad.
Nada más llegar a Túnez por carretera, Kusa se instaló en la isla de Yerba. Mantuvo desde allí un primer contacto con las autoridades británicas a través de su amigo Noman Benotman, un exmiembro libio de Al Qaeda asentado en Londres en cuya reconversión participó cuando Kusa era jefe de la inteligencia exterior.
Después Musa habló directamente con el Gobierno británico, que, el miércoles por la tarde, envió a Yerba un avión para recogerle. Nada más llegar a Londres empezó a ser interrogado por agentes de los servicios secretos británicos.
"Sí, Musa Kusa buscó refugio en Reino Unido y espera ser tratado bien aquí", declaró Benotman. "¿Que por qué se fue? Porque está en desacuerdo con la manera de Gadafi de llevar el conflicto, con los ataques a la población civil", añadió el terrorista arrepentido, que ahora dirige en Londres la Fundación Quilliam, financiada por Gadafi. Su apoyo a Musa demuestra que él también está cambiando de posición.
El portavoz de Downing Street confirmó ayer que Londres "tenía un cierto grado de conocimiento de su intención de venir a Reino Unido". "Fue recibido por funcionarios británicos al llegar", precisó. Se le pemitió entrar en el país después de consultar con EE UU.
Musa tiene también contactos con la inteligencia británica de la época en que negoció con Londres la entrega de los sospechosos de volar un avión de Pan Am sobre Lockerbie (Escocia). Y como titular de Exteriores ha hablado varias veces en las últimas semanas con el jefe del Foreign Office, William Hague, según explicó ayer el propio ministro británico.
Las autoridades escocesas anunciaron que quieren interrogar a Kusa, sospechoso de ser el cerebro del atentado de Lockerbie que causó 270 muertos en 1988. Aunque un libio, Abdel Basset al Megrahi, fue condenado y encarcelado (y luego liberado porque padece cáncer) por el mayor atentado perpetrado en Europa, el caso sigue abierto.
Cameron no excluyó que el exministro pueda ser interrogado por los escoceses. Pero da la impresión de que, a pesar de estas declaraciones, Kusa recibirá algún tipo de inmunidad porque tiene una gran cantidad de información sobre el régimen de Gadafi.
Cortesía: El País