Tan pronto como aterrizaron en el portaaviones USS Reagan, fueron sometidos a una revisión que arrojó un “nivel bajo” de contaminación, y fueron descontaminados rápidamente con agua y jabón, informó El País.
No obstante este obstáculo para las labores de rescate, el comandante de la séptima flota estadounidense, Jeff Davis, aseguró que seguirán comprometidos con su labor de ayuda a Japón.
Asimismo, el presidente Barack Obama, reafirmó su apoyo a Japón “uno de sus amigos y aliados más cercanos” a superar esta tragedia ocasionada por el terremoto de 9 grados en la escala de Richter.
El gran sismo originó un gigantesco tsunami que arrasó varios pueblos costeros en el norte de Japón, y puso en peligro la estabilidad de la planta nuclear de Fukushima.
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