El fuerte movimiento telúrico dejó un trágico saldo de más de 75 muertos, 220 heridos y 300 desaparecidos, porque se produjo a una profundidad de tan solo 5 kilómetros cerca de Christchurch.
Las labores de rescate prosiguen al mismo tiempo que se han establecido dos nuevos centros de atención médica en los estadios Pioneer y Cowles.
El gobierno de Nueva Zelanda ha decretado el estado de emergencia nacional, mientras que los cadáveres se están juntando en el campo militar de Burnham, como depósito temporal.
El Hotel Grand Chancellor de 26 pisos corre el riesgo de derrumbe por los daños estructurales que presenta, según informa la prensa local.
Como consecuencia del sismo, los servicios de energía eléctrica, agua potable y alcantarillado están interrumpidos y el servicio de comunicación telefónica funciona con dificultad en Christchurch.
Cortesía: Andina