El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, considera que existe un "riesgo real" de que se desate una guerra civil en Costa de Marfil, a tenor de la escalada de violencia que vive el país tras las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de noviembre, en las que Laurent Gbagbo se ha proclamado presidente. Alemania, Francia y Nigeria han pedido a sus ciudadanos allí residentes que salgan del país y el Banco Mundial ha congelado la financiacición a Abiyán. Mientras, Gbagbo se ha reafirmado esta noche en su posición -él es el "presidente" de Costa de Marfil- durante un discurso televisivo, aunque se ha mostrado dispuesto a debatir con su rival, Alassane Ouattara, que cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional, para salir de una crisis que ya ha dejado 50 muertos, según la ONU. Tras el discurso, se ha levantado el toque de queda decretado la víspera de las elecciones.
El secretario general de la ONU ha pedido ayuda a la comunidad internacional para hacer frente al órdago que le ha lanzado el presidente costarrifense. Se quiere evitar que las fuerzas de Laurent Gbagbo "estrangulen" a la misión del organismo en Costa de Marfil – la UNOCI- y a sus oponentes.
Tras el anuncio de Ban, Francia y Alemania han advertido a sus ciudadanos que se encuentran en Costa de Marfil que abandonen el país. Nigeria, que alertó anoche a sus habitantes, ha evacuado al personal diplomático tras un ataque a la Embajada en Abiyán.
El portavoz del Gobierno francés, François Baroin, ha querido templar la alerta y ha insistido en que la recomendación de abandonar Costa de Marfil es únicamente "por precaución" ya que "los extranjeros no están amenazados hasta ahora". Además de solicitar "a todos los franceses -unos 15.000 residentes- que les sea posible que abandonen Costa de Marfil hasta que la situación se normalice", también ha pedido que se retrasen los viajes previstos al país.
"Riesgo real de guerra civil"
"La comunidad internacional debe actuar y actuar con determinación", ha declarado Ban durante la reunión para informar de la situación en el país africano, que "corre el riesgo real de regresar a la guerra civil".
El máximo responsable de Naciones Unidas ha explicado que los partidario de Gbagbo han tratado de impedir el avituallamiento de los 800 "cascos azules" desplegados en el Hotel Golf, donde ha establecido la sede de su Gobierno Alassane Ouattara, y ha pedido "vigorosamente" a los países que puedan que ayuden a garantizar el transporte de suministros a los 10.000 efectivos de la ONU desplegados en el país.
"Cualquier ataque contra la ONU y su personal debe considerarse un ataque a la comunidad internacional, y a aquellos que lo cometan, o ataquen a civiles, se les pedirán cuentas", ha advertido el secretario general.
Mientras, Gbagbo no da el brazo a torcer. "Yo soy el presidente de la República de Costa de Marfil", ha aseverado en su primer discurso tras las elecciones, transmitido por la radio y la televisión estatal RTI, un pilar de su régimen.
Sometido a la fuerte presión de la comunidad internacional, que le exige sin descanso que abandone, ha acusado a Ouattara y sus numerosos apoyos internacionales de hacerle "la guerra". "No quiero que se vierta la sangre de ningún costarricense. No quiero una guerra en Costa de Marfil, que puede extenderse a países vecinoso o debilitarlos ", ha afirmado Gbagbo.
El presidente ha querido exhibir un gesto de buena voluntad y se ha declarado dispuesto a acoger un comité de evaluación sobre la crisis post-electoral que "tendrá por misión analizar de forma objetiva los hechos y el proceso electoral para alcanzar una solución pacífica de la crisis ". Un comité en cuya configuración ha sugerido. Estaría "dirigido por un representante de la Unión Africana ", así como representantes de la ONU, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, EE.UU., la UE, Rusia, la Liga Árabe y China, además de "costarrifenses de buena voluntad."
Se ha mostrado también dispuesto al diálogo con el presidente reconocido por la comunidad internacional, aunque acentuando su condición de "rebelde": "Tiendo mi mano al diálogo. La tiendo a la oposición, al Sr. Ouattara y al ejército rebelde que le apoya ". Al mismo tiempo, les ha instado a abandonar el Hotel del Golfo y "regresar a sus casas", después de que hoy el gobierno de Ouattara hiciera un llamamiento a la desobediencia civil para echar del poder de Gbagbo.
El presidente se ha mantenido firme en su desafío a las fuerzas internacionales. Ha insistido en la salida del país de las fuerzas de la ONUCI y de los militares franceses que las apoyan, y ha señalado que su partida se solicitó por canales diplomáticos, lo que la ONU y Francia rechazaron al no reconocer la autoridad ni legitimidad de Gbagbo.
Sin embargo, la propuesta de Gbagbo, al que la ONU, la UE y EE UU ya han aprobado someter a sanciones personales, tiene pocas posibilidades de ser atendida, ya que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó el lunes ampliar hasta el 30 de junio de 2011 el mandato de la ONUCI y ha ofrecido reforzar sus efectivos.
Tras el discurso, un portavoz militar de Costa de Marfil anunció que el toque de queda, vigente desde el pasado 27 de noviembre en el país, quedaba levantado.
Cortesía: El País