Los dos mineros que quedaban atrapados en el yacimiento del sur de Ecuador que sufrió un derrumbe el viernes pasado (los cadáveres de los otros dos se habían sacado el sábado) estaban muertos. Así lo ha confirmado el equipo de rescate (formado por sus propios compañeros de trabajo), que ha encontrado los cuerpos sin vida de Ángel Vera y Pedro Mendoza en una cámara situado a un nivel al que habían logrado acceder tras trabajar en turnos ininterrumpidos desde el accidente. Uno de los cadáveres estaba desnudo y arrimado junto a una de las paredes; el otro, semienterrado bajo escombros y maderos.
El pasado viernes, los cuatro obreros fueron sorprendidos por un derrumbe en la mina Casa Negra, en la zona de Portovelo, en la provincia de El Oro, fronteriza con Perú. Los cadáveres de dos de ellos se extrajeron al día siguiente. Tanto los responsables del yacimiento, como los familiares o el mismo presidente de Ecuador, Rafael Correa, que acudió al lugar de os hechos para presenciar las tareas de rescate, habían manifestado su esperanza de encontrar viva a la pareja restante, ya que confiaban en que se hubiera formado una cámara de oxígeno bajo el subsuelo. La excesiva humedad, la estrechez de las galerías y la temperatura interna en la mina, de entre 35 y 40 grados centígrados, han dificultado enormemente la labor de los rescatadores.
El Gobierno había hablado con Chile sobre la posibilidad de llevar hasta Ecuador el equipo de rescate usado para liberar a los 33 mineros atrapados en ese país. No obstante, constató que, por las condiciones geográficas de la mina ecuatoriana, esos aparatos no agilizarían el rescate.
Cortesía: El País