El importante dirigente del narcotráfico mexicano Ignacio Nacho Coronel Villarreal fue abatido este jueves en un operativo lanzado por el Ejército mexicano en una de las zonas residenciales más exclusivas de Guadalajara, en el Estado de Jalisco (al oeste del país). Coronel era un socio fundamental de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, líder del cartel de Sinaloa.
Nacho Coronel era considerado un capo en ascenso que estaba en condiciones de formar su propio cartel. Se le acusaba de traficar en gran escala con anfetaminas en Estados Unidos y de ser el jefe militar del cartel en la zona de Jalisco, Aguascalientes, Nayarit y Colima.
El general responsable de la operación, Edgar Luis Villegas, explicó en una rueda de prensa que Coronel -también conocido como Cachas de Diamante- fue cercado junto a 10 de sus escoltas, se resistió a ser detenido y abrió fuego contra los militares, hiriendo a uno y matando a otro. Desde el mediodía, 150 soldados apoyados por dos helicópteros habían sitiado al traficante en una calle de la urbanización Colinas de San Javier, una de las más caras de la ciudad de Guadalajara. En el barrio, el barón de la droga contaba con dos residencias que empleaba como "casas de seguridad" (base de operaciones). Los militares encontraron en ellas armamento, joyas y vehículos. Habitantes de la zona aseguran que durante la refriega se escucharon disparos y detonaciones de artefactos explosivos, parecidos a granadas.
Coronel era originario del norteño estado de Durango e inició sus actividades delictivas bajo las órdenes del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, alias El Señor de los Cielos, uno de los capos más poderosos de México. Después de la muerte de Carrillo en 1997 durante una cirugía plástica, Nacho se unió a la organización de El Chapo y llegó a convertirse en uno de los principales cabecillas del cartel. Las autoridades mexicanas ofrecían hasta 2,3 millones de dólares de recompensa a quien diera informaciones útiles para su captura. El FBI pagaba cinco millones.
En la operación también fue detenido Irán Francisco Quiñónes Gastélum, el hombre de confianza de Coronel.
Guerra al 'narco'
Este sería el segundo gran golpe al narcotráfico que le asesta el Gobierno del presidente Felipe Calderón en ocho meses. En diciembre pasado en Cuernavaca, en el Estado de Morelos (centro del país) fue abatido por el Ejército el narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, el jefe de jefes en la pirámide jerárquica del narco. El cartel respondió a la muerte de Leyva con el brutal asesinato de familiares de uno de los soldados que participó en su captura.
En una evaluación que da una idea de la importancia del golpe, el analista Raymundo Riva Palacio lo ha definido como "un éxito brutal para el Gobierno de Felipe Calderón". Riva Palacio considera que "es mucho más importante, no hay comparación, que lo que sucedió con Arturo Beltrán Leyva. Arturo Beltrán Leyva se había convertido en un problema de seguridad nacional por la violencia con la cual realizaba sus actividades de narcotráfico, pero estaba muy lejos de la capacidad operativa, logística y de las redes internacionales que tenía Ignacio Coronel". El analista destaca especialmente que Estados Unidos hubiera intentado apresar a Coronel sin conseguirlo: "Sus contactos se extendían por casi una decena de países en tres continentes y era el principal exportador de metanfetaminas a Estados Unidos".
Casualmente, Calderón se dirigía a la ciudad de Guadalajara para un acto oficial al mismo tiempo que se desarrollaba el operativo. La estrategia del presidente de lucha armada contra el narcotráfico se encuentra en los últimos meses más custionada que nunca después de que haya causado cerca ya de 23.000 muertos.
Cortesía: El País