El presidente Hugo Chávez reveló a los noctámbulos de Twitter lo que hasta las dos de la madrugada de este viernes no había querido informar el Gobierno: que en la mañana del jueves un equipo de fiscales y policías científicos exhumaron los restos del libertador Simón Bolívar para determinar la causa de su muerte, ocurrida en 1830. "Hola mis amigos. ¡Qué momentos tan impresionantes hemos vivido esta noche! ¡Hemos visto los restos del gran Bolívar!", anunciaba el primer tuit presidencial. "Confieso que hemos llorado. Les digo: tiene que ser Bolívar ese esqueleto glorioso, pues puede sentirse su llamarada. Dios mío. Cristo mío".
Chávez es de los que sospechan que Bolívar no murió de tuberculosis, como ha acordado la historia. Él sostiene que fue asesinado y que esa suposición es mucho más importante que cualquiera de los escándalos que envuelven hoy a su Gobierno. ¿Envenenado? ¿Baleado, tal vez? Eso es lo que van a determinar los 50 especialistas de la Fiscalía General y del Cuerpo Técnico de Policía Judicial que ayer mostró el canal del Estado, en plena faena y ataviados de trajes blanco, como próximos a emprender un viaje al espacio.
Mientras Chávez teoriza sobre las causas de la muerte del Libertador, sus críticos aseguran que se trata de una maniobra de distracción para intentar tapar la cruda realidad de un país sumido en una profunda crisis. La inflación -en el 31% en junio, la más alta de América Latina- obliga a los ciudadanos a rascarse cada vez más el bolsillo; la economía entró en recesión el año pasado y siguió en números rojos en el primer trimestre de 2010. Además, siguen hallándose contenedores con comida descompuesta, por la supuesta mala gestión de la empresa estatal que la importa (la Productora y Distribuidora Venezolana de Alimentos, PDVAL, filial de Petróleos de Venezuela). En total se han descubierto más de 130.000 toneladas de alimentos podridos en puertos y almacenes, que debían ser distribuidas en la red pública de mercados populares.
En Venezuela, además, ya comenzaron extraoficialmente las campañas de los partidos para las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre. Por eso la oposición ha dicho que temas como el supuesto asesinato de Bolívar y la potencial ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano, de la que también se ha hablado estos días, son cortinas de humo tendidas por el Gobierno para eludir el debate acerca de su mala gestión para resolver los problemas de inseguridad, inflación, corrupción y servicios públicos deficientes que atraviesa el país.
A los problemas económicos se une el conflicto con la vecina Colombia, cuyo Gobierno acaba de denunciar la supuesta presencia en territorio venezolano de tres importantes líderes guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
En menos de 24 horas, los expertos del Gobierno venezolano parecen haber dado con la prueba que en 180 años no encontraron los historiadores. Elías Pino Iturrieta, director de la Academia Nacional de Historia, ha dicho a EL PAÍS que no hay ninguna evidencia de la época que indique algo parecido a la existencia de un asesinato o de un hecho de violencia. "No existe un mínimo fundamento científico que justifique este espectáculo nocturno. Ningún historiador sensato puede avalar la hipótesis del asesinato de Bolívar. No queda sino pensar que esta es una manera de que los tontos se ocupen de una muerte de 1830 y no de los desmanes que estamos viviendo en este momento".
La apertura del sarcófago del Libertador, que reposa en el Panteón Nacional, no había sido anunciada oficialmente. El proceso estuvo a cargo de un científico español: el profesor José Antonio Llorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada. A través de la televisión oficial, Llorente ha dicho que la investigación se ha hecho "en silencio, no en secreto, (…) respetando al máximo el cuerpo del libertador Bolívar", y calificó su trabajo como "neutral".
Cortesía: El País