La fuerza de la naturaleza sigue golpeando al sur. Unas tres mil crías de alpacas murieron a consecuencia de las lluvias en la provincia de Carabaya, junto con ejemplares de ovinos y vacunos, informó la alcaldesa de la zona, Nancy Rossel.
La burgomaestre dijo que las precipitaciones han golpeado seriamente su jurisdicción, donde también se ha reportado 67 mil hectáreas de cultivo afectadas en las partes altas y bajas de la provincia, aunque sin causar daños personales.
Sostuvo que, en coordinación con el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) y las autoridades del gobierno regional, se analiza el tema del apoyo a los pobladores perjudicados. "Sin embargo, hasta ahora, la ayuda no llega en la cantidad que debería", anotó.
Asimismo, recordó que la noche del último sábado colapsó el puente Lacca –que conecta Carabaya con las provincias de Azángaro y San Román– por la crecida del río Macusani, dejando varios vehículos particulares y camiones de carga varados hasta el momento.
Como se sabe, dicho puente forma parte del tramo IV de la Vía Interoceánica, donde han ocurrido varios derrumbes en los últimos días por efecto de las precipitaciones pluviales, sobre todo entre las localidades de Macusani y San Gabán, manifestó la autoridad edil.
Frente a este problema, Rossel invocó a la empresa concesionaria de los trabajos en la referida carretera a que despliegue todos sus esfuerzos en la recuperación del tránsito en el menor tiempo posible.
JULIACA Y AZÁNGARO SUFREN.
En tanto, en Juliaca, el río Ramis se llevó cientos de hectáreas de cultivo, por lo que se ha dispuesto la evacuación de la población y la entrega de más ayuda humanitaria. Ante esta situación, el Gobierno dispuso liberar recursos para contratar maquinaria a fin de encausar el río.
Una situación similar se vive en la provincia de Azángaro, donde un grupo de viviendas y cientos de hectáreas de cultivo fueron arrasadas por el desborde de los ríos de la zona. Según se informó, el ganado está muriendo porque bebe agua contaminada con cianuro y mercurio que los mineros informales del sector La Rinconada arrojan al cauce del torrente.
(Cortesía: Perú 21)