El enfoque de la guerra de Afganistán dio ayer un giro copernicano con un aluvión de declaraciones a favor de la vía política como única salida posible, un proceso de negociación del que deberán formar parte los talibanes. "Cualquier afgano puede jugar un papel si se centra en el futuro y no en el pasado", abrió fuego el general Stanley McChrystal, jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán, bajo el mando de la OTAN. "Pero deben renunciar a la violencia, decir que participan en el proceso democrático", le secundó el primer ministro británico, Gordon Brown. El presidente afgano, Hamid Karzai, reconoció la existencia de una ofensiva negociadora "que tiene el apoyo de Estados Unidos y de Europa".
La carrera de declaraciones se produce en vísperas de la conferencia internacional que el jueves buscará en Londres dar con una salida para el laberinto afgano. "Crear un marco para una estrategia de salida", es como una fuente diplomática aliada define el objetivo implícito de la conferencia.
Estados Unidos, como principal agente de la comunidad internacional en Afganistán, ha fijado el tono de la conferencia con declaraciones de flexibilidad política que cambian radicalmente el panorama. En declaraciones a la prensa británica, han sido los dos generales estadounidenses con más responsabilidad en el país asiático -David Petraeus, jefe del Comando Central de Estados Unidos, y McChrystal, máximo responsable sobre el terreno- quienes han revelado el nuevo enfoque.
"El concepto de reconciliación, de conversaciones entre altos responsables afganos y responsables talibanes u otros jefes de la insurgencia es otra posibilidad", declaró Petraeus a The Times, mientras McChrystal expresaba en el Financial Times su creencia de que "cualquier afgano puede jugar un papel si se centra en el futuro y no en el pasado".
Karzai lleva tiempo explorando esta idea infructuosamente, con negociaciones secretas de distinto calado que no terminan de ofrecer resultados palpables. Lo que es nuevo es el aval público de la comunidad internacional. El año pasado, Barack Obama insistía en que había que derrotar al "núcleo duro de los talibanes". Ahora, Robert Gates, su secretario de Defensa, reconoce que los talibanes son "parte del tejido político" afgano.
Karzai participó ayer en Estambul en otra conferencia internacional con países vecinos para buscar soluciones a Afganistán. Allí se entrevistó con el presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, cuarta reunión en tres años entre jefes de Estado de ambos países, siempre marcadas por el recelo. Los talibanes fueron un invento de la CIA y de los servicios de espionaje militar paquistaníes (ISI), y Pakistán es un elemento geoestratégico crucial en la crisis afgana. Interrogado Zardari sobre si estaba intentado convencer a los talibanes de negociar con Karzai, respondió: "Hay que hablar de paz".
El nuevo clima de transigencia de la comunidad internacional hace a Karzai sentirse reivindicado en sus transacciones. "Este nuevo esfuerzo tiene el apoyo de nuestros socios, en especial de Estados Unidos y de Europa", declaró en Estambul. En Londres, Brown precisó que tal apoyo está supeditado a que los alzados en armas renuncien a la violencia y participen en el proceso democrático.
La UE estará presente entre las más de 60 delegaciones que el jueves se reunirán en Lancaster House. Cuando se le preguntó a Catherine Ashton por la posición europea sobre la reintegración de los talibanes, la nueva ministra de Exteriores de la Unión sólo pudo decir: "Veremos qué propone el Gobierno afgano".
Los ministros de los distintos países tenían una opinión más clara. "El mensaje meridianamente claro de los militares y de los civiles es que Afganistán necesita un acuerdo político", declaró David Miliband, secretario del Foreign Office británico y presidente de la conferencia. En la misma idea abundó el nuevo jefe de la diplomacia alemana, Guido Westerwelle, para quien es clave la integración de los talibanes si se quiere estabilizar el país. "La vertiente militar es importante, pero no ofrecerá ninguna solución", indicó. "Es vital que reintegremos a quienes apoyan a los talibanes sólo por razones económicas. Es un enfoque completamente nuevo".
Tras la reunión con sus colegas de Exteriores comunitarios, Miliband se entrevistó con el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que también estará en Londres, lo mismo que el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon. En la Alianza se calcula que el 80% de quienes combaten junto a los talibanes lo hace por motivos económicos, no ideológicos. El objetivo de ISAF -unos 115.000 soldados, que serán reforzados este año con otros 30.000 nuevos militares de Estados Unidos y más de 7.000 europeos- es separar a los islamistas radicalizados y en contacto con Al Qaeda de esos buscadores coyunturales de fortuna. Los refuerzos, según McChrystal, forzarán a los talibanes a negociar.
"Hay que ofrecer una perspectiva a quienes luchan", apunta una fuente aliada, que reconoce que la tarea de separar el grano de la paja no será fácil. "La solución política a los conflictos es el resultado inevitable. Y es el resultado que cabe esperar", declara McChrystal al rotativo de la City londinense. Pero sin aflojar militarmente para no dejar otra salida a los talibanes: "Mi trabajo no es repartir ramas de olivo, sino contribuir a crear las condiciones para que quienes tienen que tomar decisiones puedan hacerlo".
Cortesía: El País